Educación Tecnológica

Educación tecnológica

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Enfoque

Abordaje centrado en procesos tecnológicos

La tecnología, entendida como un producto cultural creado por el hombre, supone la intencionalidad de operar en la realidad para transformarla o modificarla. En consecuencia, para analizar el entorno artificial que nos rodea es necesario identificar a los actores y a la acción técnica que permitió su construcción. Dicha acción técnica se traduce en operaciones de transformación, transporte, almacenamiento y recuperación sobre los insumos (materiales, energía e información), dando lugar a los procesos denominados “tecnológicos”. Al identificar las operaciones es posible explorar similitudes entre diferentes procesos técnicos y a la vez reconocer que, si bien las tecnologías cambian a lo largo del tiempo, las operaciones suelen mantenerse estables.

En este sentido, el tratamiento de estas cuestiones en el aula pondrá énfasis en las operaciones sobre los insumos que conforman los procesos y sus modos de organización y control, independientemente de las tecnologías con que se realizan.

Las tecnologías como mediación de la acción humana

Se entiende a la acción técnica como una acción humana orientada a un fin que incluye la toma de decisiones. Las tecnologías, entonces, constituyen mediaciones de la acción técnica, donde se articulan los procedimientos (gestos técnicos, programas de acciones), el conjunto de artefactos o soportes técnicos (herramientas, máquinas, instrumentos o sistemas complejos) y los conocimientos puestos en juego al realizar las tareas.

El carácter de mediación de las tecnologías, en relación con la acción técnica, rompe con la dicotomía entre lo “social” y lo “técnico” reemplazándola por la consideración de lo humano como de naturaleza “sociotécnica”.

En este sentido, el estudio de la acción técnica supone el reconocimiento de que las tecnologías condicionan y a la vez dependen de las decisiones políticas, sociales y culturales, que conllevan consecuencias tanto beneficiosas como adversas y de riesgo socioambiental.

La comprensión del cambio técnico a partir de la tecnificación

Para lograr una comprensión detallada y crítica del hecho tecnológico es necesario el conocimiento acerca de la diversidad, la continuidad y los cambios tecnológicos que la tecnificación conlleva en el orden sociocultural y ambiental. En este sentido, la noción de tecnificación alude, por un lado, a la innovación de las mediaciones técnicas (uso de nuevos artefactos: herramientas, máquinas o sistemas complejos) y, por otro, a la modificación de la organización de los procesos (división y reasignación de las tareas entre las personas).

De este modo, se destaca la necesidad de identificar el cambio en cada uno de los elementos que conforman las tecnologías (procedimientos, medios técnicos y conocimientos) a partir de la tecnificación de los procesos, lo que permitirá dar cuenta de la diversidad en los distintos modos de hacer.

Por otra parte, podemos explorar la continuidad de las operaciones en los procesos, aunque se realicen con tecnologías de avanzada. Esto nos llevará a reconocer la permanencia de las operaciones básicas más allá de los cambios tecnológicos.

El reconocimiento de la conformación de los sistemas tecnológicos

Se trata de reconocer que las tecnologías en un determinado contexto histórico son, en diferentes grados, dependientes unas de otras, y entre ellas existe una cierta coherencia. Así es que se define a los sistemas tecnológicos como un conjunto heterogéneo de componentes —artefactos, procesos tecnológicos, usos de la energía, modos de comunicación, dispositivos, organizaciones, entre otros— y recursos naturales integrados en una red. Dicho sistema representa un estado de equilibrio, pero de carácter transitorio: algunas tecnologías o conjuntos de ellas pueden estar avanzadas o retrasadas en relación con el sistema mismo.

El abordaje contextualizado de los problemas técnicos

Un sistema sociotécnico se configura a partir de las diversas interacciones entre los procesos (de producción y de uso), los actores y las tecnologías. Así, el estudio del quehacer tecnológico sólo adquiere sentido si se lo plantea de forma “situacional”. Por este motivo, es necesario abordar la enseñanza del área mediante la presentación de situaciones problemáticas que tengan su raíz en contextos sociotécnicos (reales o simulados) afines a los intereses de los estudiantes.

Resolución de situaciones problemáticas

Desde la perspectiva didáctica del área se intenta resignificar el lugar y el sentido del “saber hacer” en la escuela —tradicionalmente ligado a la realización de actividades constructivas—, poniendo énfasis en el desarrollo de capacidades vinculadas con la resolución de problemas de diseño de procesos y de tecnologías. Los problemas planteados y las condiciones propuestas para su resolución son las que orientan el aprendizaje de los estudiantes. Las intervenciones de los docentes tienen un rol importante al facilitar y acompañar de diversas maneras el razonamiento de los estudiantes, pero tratando de no interferir, en principio, con las hipótesis u ocurrencias que propongan espontáneamente.

Se busca que los estudiantes se involucren en el problema e intenten encontrar modos de abordarlo por sus propios medios, poniendo en juego un pensamiento de tipo estratégico. Esto supone la necesidad de formarse una idea integral de la situación a la que refiere el problema, identificar los aspectos que lo componen (reconocer las variables), resignificar la situación de modo de hacer más evidente la posibilidad de resolverla (obtener datos, buscar analogías, representarla), aplicar el camino elegido —recorriéndolo para solucionar el problema— y evaluar los resultados.

El diseño como articulación entre conceptos y procedimientos

La noción de proceso de diseño refiere no sólo a una cuestión de orden metodológica (el proceso sistemático de búsqueda de oportunidades, concepción, especificación y comunicación técnica a través del cual se producen actualmente la mayor parte de las innovaciones) sino también epistemológica. En este sentido, el diseño es considerado, como un modo de producción de conocimientos que instituye a la tecnología, en su sentido amplio, como “las ciencias de lo artificial” (Herbert A. Simon), en diálogo con las ciencias naturales pero no como el resultado de su aplicación. En el concepto de diseño o “concepción” subyace la articulación entre conceptos y procedimientos, o entre teoría y práctica, sobre la base del ida y vuelta del ensayo (y experimentación) a la formalización de los conocimientos.

Modelización

Los procesos de modelización se relacionan con la posibilidad de apoyarse en construcciones simbólicas, con el propósito de habilitar la comprensión de nuevos procesos y tecnologías.

Para favorecer la construcción de modelos mentales se utilizan diagramas y esquemas que permiten representar los aspectos estructurales de los artefactos y/o sistemas (diagramas de bloques donde se representan las funciones) y otros que refieren a los aspectos dinámicos (diagramas de Gantt, de estados o de flujos, entre otros). Las representaciones gráficas, además de operar como medios para la construcción del conocimiento tecnológico, constituyen en sí mismas un conocimiento a enseñar y aprender, ya que operan como formas de comunicar la información dentro de la práctica de la tecnología.

Otro modo de aproximación a la construcción de modelos son, por ejemplo, las situaciones problemáticas llamadas “de caja negra” que demandan la necesidad de “construir” un modelo de la estructura (física o lógica) de aquello que se encuentra “oculto”, a partir de la información que se dispone (entradas y salidas del sistema analizado). Este modelo puede coincidir con la estructura del sistema analizado o puede ser suficiente generar un modelo equivalente representativo, recurriendo a las analogías, pero que no necesariamente sea igual al que se encuentra en el interior de la “caja negra”. Ya que alcanza con saber “lo que podría haber” para poder cumplir con las funciones propias del sistema.