Formación Ética y Ciudadana

Formación Ética y Ciudadana

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Enfoque

Dimensión valorativa y normativa de la Formación Ética y Ciudadana

La Formación Ética y Ciudadana es educación en valores y en derechos humanos. Los valores no son meras abstracciones sino que están encarnados en sujetos históricos y en situaciones concretas. Dan fundamento a los derechos humanos que han sido construidos como producto de luchas históricas por su institución.

Sin embargo, los derechos humanos no son sólo valores positivos sino que son normas constitucionales y de derecho internacional que exigen a los Estados y a los ciudadanos su cumplimiento. Es decir, los derechos humanos expresan valores pero lo hacen a través de leyes. Por tal razón, la Formación Ética y Ciudadana tiene una dimensión valorativa y una dimensión normativa. La dimensión normativa de esta formación es compleja. El objetivo es que los estudiantes reconozcan el modo en que las normas se elaboran, las funciones que estas normas tienen y las diversas maneras en que se aplican. La formación ciudadana incluye el reconocimiento de la necesidad de cumplir con las regulaciones vigentes, pero también el conocimiento de los procesos de elaboración y promulgación de leyes, la participación en la construcción normativa, y el análisis crítico acerca de los modos en que se aplican en distintos casos y contextos..

Ejercicio del diálogo argumentativo y de la participación

La Formación Ética y Ciudadana propicia el diálogo no como instancia extraordinaria sino como práctica habitual. El diálogo —camino a través de (diá) argumentos o razones (lógoi)— es concebido, en tanto “argumentativo”, como una práctica intersubjetiva que busca la verdad o la construcción de acuerdos.

El diálogo necesita el reconocimiento del otro, es decir, la comprensión del otro en su diferencia y en su autonomía. Requiere no absolutizar el propio punto de vista y tener en cuenta los diferentes puntos de vista de los demás. El diálogo supone el reconocimiento de la constitución subjetivo-relativa de la experiencia y del juicio y de la perspectiva de distintas posiciones. Es también la apertura comprensiva a otras culturas y modos de ver el mismo mundo.

Formación Ética y Ciudadana se constituye así en un espacio en el que el diálogo puede permitir la convivencia de un pluralismo axiológico que no renuncia a la búsqueda conjunta de acuerdos, de valores universales y de proyectos comunes.

La elaboración y concreción de los proyectos comunes supone la participación real de los estudiantes. Esta participación real es entendida como construcción de un poder compartido y colectivo, y como ejercicio responsable de ese poder. La Formación Ética y Ciudadana en el Nivel Secundario propicia el debate informado y la deliberación sobre lo común en el espacio público, concibiendo a la participación como auténtica escuela de ciudadanía.

Abordaje de los contenidos a partir de situaciones problemáticas

Con el fin de propiciar el diálogo y el pensamiento crítico de los estudiantes, la estrategia didáctica de Formación Ética y Ciudadana suele comenzar con una instancia problematizadora y culminar con una conceptualización.

Así, la enseñanza no se inicia con una explicación, sino con la presentación de un caso, un dilema o un problema seleccionado en relación con los contenidos que se espera enseñar. Se trata de plantear a los estudiantes el desafío de la reflexión sobre ese caso, dilema o problema. El propósito de esta fase es que la situación suscite la necesidad de encontrar respuestas argumentativamente sustentables. Luego se abordan los temas y los conceptos propios del área, presentados como posibles respuestas a los problemas analizados en la etapa anterior. De este modo, se promueve la discusión sobre las cuestiones planteadas, brindando la oportunidad de coordinar diferentes puntos de vista, y orientando la resolución de las situaciones problemáticas. Asimismo, se ofrecen condiciones para que los estudiantes se planteen nuevos problemas que no se hubieran planteado fuera de ese proceso.

La transmisión de los contenidos de Formación Ética y Ciudadana no es dogmática sino problemática y contextualizada. Presenta los conceptos y los problemas dentro de una red de relaciones sociales que les den significado. Asimismo, analiza críticamente las representaciones y prácticas morales y políticas de diversos actores colectivos, sus conflictos y consensos.

Articulación entre lo cercano y lo lejano

Los criterios de selección de las situaciones problemáticas a partir de las cuales se abordan los contenidos del área toman en cuenta la articulación entre lo cercano y lo lejano.

Si se trabaja sobre situaciones cercanas al entorno de los estudiantes sin abordar nunca situaciones lejanas de ese entorno, se puede estar propiciando el encierro en las propias cosmovisiones, volviendo significativas sólo las cuestiones que se dan en el propio grupo o en la propia comunidad.

Asimismo, si siempre se parte de situaciones cercanas para luego analizar situaciones lejanas en el tiempo o en el espacio, se puede estar propiciando el desarrollo y consolidación de una mirada etnocentrista que pone como patrón de medida lo que es propio y que toma como “normal” lo conocido, volviendo “anormal” o extraño lo menos conocido.

Si sólo se abordan situaciones problemáticas lejanas en el tiempo y/o en el espacio, esto puede implicar desatender situaciones concretas y puntuales que se generan en el ámbito cercano, descomprometiendo a los sujetos ante esas situaciones.

En consecuencia, el abordaje de los problemas de Formación Ética y Ciudadana propone entender lo cercano y lo lejano como polos que se deben complementar y articular, produciendo alternativamente distanciamientos y acercamientos que ayuden a los estudiantes a explicitar y revisar prejuicios, estereotipos y categorías de análisis tradicionalmente establecidos. Promoviendo, asimismo, prácticas efectivas contra toda forma de discriminación y autoritarismo.