Lengua y Literatura

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Enfoque

Comunidad de lectores

La lectura y la escritura constituyen experiencias altamente significativas en tanto a través de un universo puramente verbal propician “encuentros” con historias de hombres y mujeres de distintas épocas y culturas, y permiten explorar y manifestar la propia subjetividad. En razón de ello, la construcción de sentido en la tarea de interpretación tanto de textos literarios como no literarios va a enriquecerse en la medida en que, tanto en las aulas como en las bibliotecas, se construya una comunidad de lectores en la que se compartan y recomienden libros, se discutan y negocien interpretaciones y también se propicien escrituras de textos literarios y no literarios, entre otras muchas posibilidades.

Construir en las escuelas una rica y variada comunidad de lectores de la mano de los talleres de lectura y de escritura es uno de los compromisos que debemos asumir los responsables de configurar y dar sentido a esta nueva escuela secundaria.

Puentes entre la experiencia cultural de los alumnos, la literatura y los saberes disciplinares

Desde una perspectiva sociocultural la práctica de lectura en taller supone la construcción compartida de significados, a partir de diversas estrategias: lectura en voz alta por parte del docente y/o de los alumnos y las alumnas, lectura silenciosa, lecturas realizadas en y fuera del aula, entre otras posibilidades. Es un espacio en el que los alumnos negocian con sus pares, y con la mediación del docente, la interpretación de lo leído. Esto supone el reconocimiento de las voces de los estudiantes como productores de pluralidad de sentidos no neutrales, sino fuertemente imbricados con sus experiencias culturales, sus miradas sobre el mundo, sus intereses.

El trabajo que exige este modo de abordar la lectura en el aula desafía a los docentes a tender puentes entre la experiencia cultural de los estudiantes, la literatura y los saberes disciplinares, considerados como valiosas y pertinentes herramientas que amplían e interrogan los marcos interpretativos y que, sobre todo, estimulan el deseo de seguir leyendo.

Las TIC en relación con las prácticas de lectura y escritura

La aparición de Internet, como se sabe, revolucionó las prácticas sociales de lectura y de escritura. En este “mundo”, que nuestros jóvenes habitan con tanta naturalidad, leer y navegar son acciones complementarias que describen la interacción con los textos digitales. Este modo de leer facilita la búsqueda y manipulación de materiales de lectura en sentido amplio (de textos verbales y de imágenes) y, por lo tanto, colabora con el desarrollo de los códigos propios de lectores y escritores: enciclopédico, retórico, lingüístico e ideológico. En relación con la escritura, el procesador de textos se ha convertido en un “aliado” estratégico para resolver problemas de escritura. Todas las operaciones de reformulación —borrado, ampliación, sustitución y recolocación— que se ponen en juego durante la revisión de lo que se escribe y en el momento de edición del texto final se resuelven mucho más fácilmente en la pantalla de una computadora que en el texto manuscrito.

La metodología de taller

Esta metodología de enseñanza habilita formas de trabajo en las que la democratización de las voces es una condición ineludible. Un taller de lectura y de escritura es un espacio privilegiado en el que los alumnos y las alumnas atraviesan una experiencia sostenida y desafiante a partir de consignas que demandan esfuerzo y creatividad para su resolución. Por ello, no sólo es importante atender a la significatividad de los temas que se seleccionan sino también a la utilización de las estrategias de enseñanza pertinentes (análisis, reformulación e invención).

Organizar las clases de Lengua desde esta dinámica posibilita poner en práctica la construcción colectiva de sentido, horizontalizar la circulación de la voz, privilegiar el intercambio de opiniones e interpretaciones acerca de los textos que se leen y se producen, habilitar la formulación de preguntas acerca de lo que no se comprende. Y además, ofrecer la oportunidad de compartir saberes que provienen tanto de la formación escolar como de las experiencias de vida y, en particular, de las experiencias de pensamiento que la frecuentación de lecturas, filmes y otros objetos culturales posibilitan.

El trabajo en taller es una práctica singular en la que se despliega un tipo de conocimiento relacionado con el hacer, cualquiera sea la índole de los textos que sus integrantes lean y produzcan.