La poesía en la escuela

Lengua y Literatura

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Primer recorrido: Consignas vanguardistas y de invención

Para sacar al género de su condición de "Cenicienta de la didáctica", se podría comenzar la aproximación a la poesía en la escuela incursionando en las vanguardias, aproximación válida, porque es esta poesía la que, de modo espontáneo, nos vincula como lectores al género desde lo perturbador y conmocionante: por la experimentación formal y por la ruptura, por la suspensión del orden establecido, que de acuerdo a Setton (1990) "traiciona de modo brutal el mandato del lenguaje cotidiano y lo violenta". La incursión en la poesía vanguardista permite la puesta en escena de toda la complejidad de la poesía como objeto estético, y hace posible reinventar el vínculo con lo poético en la escuela, resignificarlo a partir de un canon sugerido y una metodología de trabajo específica: el taller de escritura creativa.

¿Qué textos abordar entonces? Podemos proponer representantes de las vanguardias como, por ejemplo, Oliverio Girondo, César Vallejo, Vicente Huidobro, entre otros, cuyos textos están incluidos en la Biblioteca Juan Gelman que el Ministerio de Educación de la Nación ha enviado a todas las escuelas secundarias del país.

Para conocer más acerca de la Biblioteca Juan Gelman, incluímos el cuadernillo que acompaña la colección, y que contiene reseñas y actividades en torno a los diferentes libros que la integran. 

Cuadernillo Colección Juan Gelman

Imagen Cuadernillo Colección Juan Gelman

Cuadernillo que acompaña la Biblioteca Juan Gelman

Cómo alejarse de una didáctica centrada en secuencias tales como analizar el poema, comprenderlo, marcar su métrica y "encontrar" los recursos. ¿Qué hacer para alejarse de prácticas automatizadas que no acercan la poesía al joven lector ni lo ayudan a desarrollar una particular sensibilidad frente a la palabra poética?

Si el taller se inicia con un momento de lectura, sería conveniente invitar a los estudiantes a responder de modo vivencial a las emociones, las ideas y las escenas del texto literario, así como a percibir los sonidos y los ritmos del poema. Para ello el docente puede mostrar el disfrute que le genera el texto y en otra instancia desentrañar junto a los estudiantes los procedimientos a partir de los cuales se producen determinados efectos. Por ejemplo, luego de leer, en vez de pedir a los estudiantes que extraigan las metáforas, sería más acertado releer junto con ellos los versos donde aparecen esas figuras para explorar el significado de las expresiones, de ese modo el carácter polisémico de la palabra poética dará lugar a diferentes apropiaciones del texto. Esto hará posible la confrontación de interpretaciones, y de modo gradual los estudiantes comprenderán la "funcionalidad" de los recursos estilísticos, sin entrar en definiciones que podrán retomarse en otros espacios de enseñanza.

Leer y escribir poesía en la escuela supone no olvidar que se busca la formación de lectores capaces de apreciar diferentes estéticas, y se debe actuar en consonancia para transmitir la experiencia. El género lírico no debería ser abordado como una excusa para enseñar, como ya se dijo, sólo las características del género (estrofa, verso, rima, métrica, recursos de estilo) que suelen distanciar a los jóvenes lectores de la verdadera experiencia ante la poesía. Un lector se emociona, se involucra, hace interpretaciones autorreferenciales y lecturas polisémicas.

Como se dijo en párrafos anteriores, son diversas las consignas de invención que pueden trabajarse con los estudiantes. A continuación, se presentan algunas experiencias que han despertado el entusiasmo de los jóvenes y que han dado como resultado interesantes producciones. Vayan a modo de sugerencias.

 

Para seguir leyendo poesía vanguardista se puede consultar en la web La revuelta surrealista una interesante compilación de textos vanguardistas de la década del veinte, realizada por el poeta Yaki Setton.